Revertir y detener la epidemia de VIH es un desafío para cualquier país. El retraso de diagnóstico (RD) es la principal causa evitable de morbimortalidad relacionada con el VIH, esto a su vez implica que un individuo diagnosticado tardíamente puede contribuir a la transmisión continua de la infección al desconocer su seroestatus (Reyes y Col. 2017 p. 435). Por lo que el diagnóstico precoz y el inicio rápido del tratamiento siguen siendo una estrategia clave en el control del VIH.
Entre las estrategias de cribado universal se encuentra ofrecer el test rápido de VIH, estas pruebas usan muestras de sangre o saliva y tienen sensibilidades y especificidades de 96.9 y 99.9% hasta 100%. Las pruebas son aplicables in situ, y sus resultados pueden entregarse en menos de 30 minutos, o durante un período de dos horas donde se incluye asesoramiento (Cuadra y Col. 2015 p. 305
Estos avances tecnológicos en forma de pruebas rápidas de bajo costo han transformado completamente el diagnóstico y manejo del VIH, especialmente en entornos de recursos limitados, donde la infraestructura de salud es pobre y el acceso oportuno a la atención médica es un desafío.
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